Ignacio Allende Fernández, más conocido por todos nosotros como Torbe, ha salido con libertad provisional de la cárcel de Estremera (Madrid) tras abonar la fianza de 100.000 euros que le requirió el juez.
Tras pasar ocho meses entre rejas por ser acusado de delitos por trata y blanqueo, y además estar investigado por obligar a grabar videos pornográficos a menores, ha abandonado la cárcel después de que su socio ucraniano y la mujer que presuntamente captaba a las chicas también quedaran en libertad.
El que fuera conocido por realizar videos porno en los que aparecía vestido de sacerdote practicando sexo con supuestas colegialas, ha sido denunciado en numerables ocasiones por diferentes chicas, algunas de ellas menores de edad, por extorsiones del productor para que participaran en sus escenas.
Muchas de las denuncias vienen originadas por los bukkakes que organizaba en los que participaban hasta 50 hombres, en los que obligaba a beberse a las chicas todo el semen que estos habían depositado en un vaso además de mantener relaciones sexuales con el mismo Torbe. Le acusan de someterlas a vejaciones extremas como la anteriormente mencionada.
Además, supuestamente, el conocido productor ofrecía a las chicas dinero por ir a su casa para realizarles fotografías eróticas, a través de las que más tarde les amenazaba con hacerlas públicas si no accedían a participar en los bukkakes o emitir durante horas a través de webcams porno.
Otra de las partes por las que había sido juzgado es por su implicación y participación en la “Operación Narsés”, investigada por la Brigada Contra la Trata de Seres Humanos, que relacionaba a Torbe con el empresario ucraniano Borys Malynovsky. Las investigaciones apuntan a que Allende Fernández tenía un acuerdo con este hombre para traer a chicas de Europa del Este a España para obligarlas a participar en sus videos, ya que si no hiciesen todo lo que les pidiese no cobrarían. El plan del ucraniano era crear una web en su país para poner y difundir estos videos. Todo este trabajo, supuestamente, no lo hacían solos ya que trabajaban junto a Liudmyla Sova, una mujer que se encargaba de encontrar y engañar a las chicas para participar en estos videos, a las cuales las recogía en el aeropuerto y las llevaba hasta la casa o el estudio de Torbe, el cual ganaba con estos videos cerca de 7000 euros.